martes, 24 de febrero de 2009

Tabla-inodoro Ángulo obtuso

A lo largo de mi vida, me he dado cuenta que muchos hombres ganan minas sólo por el hecho de existir. Aquellos que con el solo hecho de estar, acaparan la mirada del sexo femenino, se los encaran, no necesitan abrir la boca que ya se las están llevando a un lugar más íntimo, etc...
Está más que claro que no es mi caso. En todos estos años, he tenido que remar mucho, casi a destajo, para poder disfrutar aunque sea un rato de la atención de las señoritas. (alguna que otra señora se coló en el medio, no voy a negarlo).
Hay habilidades que ayudan a hacer más fácil para el hombre esa interrelación entre hombre-mujer que devenga en un encuentro íntimo.
Yo sé que los masajes por ejemplo, suman mucho. Los hombres que sabemos hacer masajes, logramos suplir otras falencias por brindarles relax a las mujeres. El único tema es que para lograr estar en una situación de dar masajes, hay que remar casi tanto como para intimar, así que no sirve como fórmula para adquirir, aunque sí para fidelizar.
Otra de las grandes habilidades que gana mucho, es la de bailar. "Aprendés a bailar salsa, y te cansás de ganar mujeres", dicen los que saben. Primero, será que nunca gané muchas mujeres, pero si hay algo de lo que no me cansaría en caso de que pudiera, es el hecho de tener éxito con las chicas.
Pero volviendo al tema... creo que es mucho menor el esfuerzo que tengo que hacer para remarla y entrarle a una mujer desde el humor, o desde una conversación interesante, o hasta con el chamuyo que el que tengo que hacer para aprender algunos pasos básicos de ritmos caribeños. (chamuyero no es el que miente en pos de convencer a una niña que esté con uno, chamuyero es aquel que habiendo probado la táctica de la mirada, habiendo esperado que se le acerquen a encarar, habiendo hecho algún chiste, y sólo encontró como respuesta un labio mordido acompañado con la frase "qué hambre", no le queda otra que usar el sinnúmero de herramientas de la comunicación oral, que fuimos aprendiendo con el correr de los años, y que sirven para remarla en caso de que lo más simple, no haya funcionado).
Yo por ejemplo, he logrado la habilidad de ser un buen chateador. Soy rápido, soy ocurrente y entretengo bastante con el chat. El tema es poder trasladar esa velocidad y las ocurrencias a un encuentro tête à tête. Cosa que todavía no he logrado, aunque ya voy a llegar...
Una vez conseguido el objetivo de estar o de conocer a una chica, todavía falta el trabajo más duro que es mantenerlas. Los hombres no sabemos pero hay muchos detalles que hacen que una señorita de un momento a otro decida que no quieren estar más con uno. Detalles que uno como hombre jamás se detendría a pensar, que jamás le daría importancia, y que si uno supiera que eso jode, lo cambiaríamos en el momento y sin chistar.
Podría nombrar algunos: no dejar la toalla mojada en la cama, cerrar la cortina del baño, no dejar los placares abiertos. Esos solos en la convivencia, o en el compartir momentos. Me voy a detener en uno solo, en el que encontré cierta culpa compartida:
Uno podría pensar que salpicar la tabla del baño, cuando uno va a ser pis, es un accidente. Jamás podría pensar que es causal de despido. Sin embargo, si nos detenemos a analizar la situación un poco mejor, es lógico que así sea.
Las mujeres no se sientan en la tabla del baño, realizan sus necesidades en una posición en la que cualquier hombre se contracturaría o se desgarraría algún músculo. Muchas tienen que recurrir a los productos contra el tránsito lento, no porque lo sufran de forma natural. Es que jamás harían caca en un baño del trabajo, o fuera de sus casas. Entonces se lo guardan para mejor oportunidad y ahí es cuando se taponan. En una emergencia pueden llegar a hacer en un baño público y apoyando sus cantos en la tabla, si previamente la tapizaron con trescientos pedazos de papel higiénico doble hoja, pero tiene que ser un caso extremo de vida o accidente. (no digo vida o muerte, porque nadie se murió por hacerse encima).
Dicho esto, ¿qué mujer querría convivir o compartir algún momento de su vida con alguien que convierte el único lugar en el que se sienten cómodas para realizar sus necesidades fisiológicas en un baño público? Ninguna. Ahora bien, las mujeres deben ayudar un poquito con esto.
No sé si fue un matemático, un físico, un arquitecto o qué, pero alguien descubrió que para que el hombre no moje la tabla de los inodoros, la tabla debe sostenerse parada, sin ayuda. Es decir, el inodoro y la tabla subida deben formar un ángulo obtuso (mayor a 90º) para que no haya que sostener la tabla con la mano.
Por qué yo habría de tocar la tabla con la mano, para que no se caiga, siendo que ustedes, no la tocan ni forrada en papel con sus muslos. No les parece?

martes, 10 de febrero de 2009

Publicidad ilógica o ... "que alguien me la explique"

Una madre x, podría ser la mía por ejemplo. Un jueves después de terminar de trabajar, supongamos, decide ir al supermercado. Llega a las góndolas de las bebidas y decide que se va a privar de tomar Coca, se va a ahorrar un peso, y va a comprar Pepsi. Decidió hacer el sacrificio. ¿Es lo mismo, Pepsi que Coca? No, obvio que no. Si fueran lo mismo, y una cuesta un peso menos que la otra, y suponiendo que los consumidores somos todos racionales, que hay distribución perfecta, etc... La Pepsi tendría el 100% del Market share. Pero no es así: hay una diferencia y la publicidad te invita a que te prives de algo mejor con tal de ahorrarte un peso. Hasta ahí todo bien y lógico. Eso, si la publicidad terminara ahí. Si mi madre pudiera optar entre, volverse del súper con una Coca y nada más, o regresar con una Pepsi y una moneda en el bolsillo para tomarse el bondi, o un paquete de chicles, o algo que haya visto en los estantes de la caja de compras de último momento. Pero no...
.
Ella decide comprar una gaseosa más barata para ahorrarse un peso. Llega a la casa, y algún hijo (ahora vive sin ninguno, pero imaginemos que yo estuviera ahí) le dice: Má, me das el peso que te ahorraste por comprar Pepsi? Ese peso es mío. La tele me dijo que te lo reclame.
O sea, mi vieja compra algo más barato, de menor calidad, se priva de un producto mejor, y el beneficio me lo llevo yo?
¿Cuál es el negocio? ¿Alguien me lo explica?
Muchas Gracias


¿Pá, te robo la del estribo, cuanto te debo? (toda persona que no sea mi papá, saltee esta pregunta y no trate de entender.)
A propósito del supermercado. Hay dos máximas que siempre se cumplen: la primera es que cuando uno elige changuito, cree que funciona bien, que las ruedas giran como tienen que girar, que no se desvía para ningún lado. Basta que uno, cargue el changuito con algunas cosas, llegue hasta la otra punta del supermercado, para que las ruedas se traben, y el changuito se desvíe 30 grados a la derecha. Podrían alinear y balancearlos, cada tanto?

La segunda máxima que se cumple a rajatablas, es que en la caja que uno eligió para pagar, nunca encuentra los productos que quiere comprar en el último momento. Uno ve que la gaseosa que quería está a cuatro cajas de distancia, y el chocolate está lo suficientemente lejos, como para que uno no pueda abandonar el changuito e ir a agarrarlo. O se conforma con las maquinitas de afeitar de mujer, con las aspirinas y curitas, con las sopas (aunque estemos en pleno verano) o se compra un paquete de chicles, sólo para sentir que el pibe de marketing que definió los productos que iban a exhibirse en la caja, pensó en uno.