sábado, 7 de mayo de 2011

Objetivos

Un amigo dueño de un bar, le comunica al encargado y a los mozos, que tienen que facturar 6000 pesos esa noche. El Presidente de River contrata al Director Técnico del equipo profesional, y concilian que en la temporada tienen que lograr por lo menos 65 puntos y no jugar la promoción. El supervisor le llama la atención a una operadora de telemarketing, porque no logra estar ni cerca de la meta de 40 llamados diarios. La nutricionista me dijo que si hago todo bien, en 2 meses puedo bajar 4 kilos. Si entreno fuerte, para fin de mes, podré estar corriendo los 5 kilómetros en 28 minutos.


Al finalizar la noche en el caso del bar, el torneo en el caso de River, la jornada laboral en el caso de la telemarketer, los dos meses en caso de mi dieta, o a fin de mes en el caso de mi entrenamiento, uno con los resultados puedo constatar si se lograron o no los objetivos. A su vez, con esos datos, uno puede analizar por qué no se llegaron en caso de no haberlo hecho, o qué cosas se pueden modificar para llegar a los objetivos de manera más fácil.


¿Cómo sabemos si al término de la noche $5000 es una buena o mala facturación, sino tenemos preestablecida la meta? En 2 meses, bajé 6 kg, eso es mucho o poco? Sin el objetivo preestablecido esa respuesta es difícil de responder.


Aunque a muchos les dé miedo, las estadísticas ayudan mucho a la hora de evaluar. Y por suerte son fáciles de entender y analizar. Ojo, es muy complicado para armarlas, pero analizarlas nos es complicado.


Bastan las siguientes pautas: Saber qué número es mayor o menor al otro. Saber para cada variable si más es mejor o peor y saber contra qué comparar una medición. Por ejemplo: si hablamos de contaminación sonora, no tengo la más pálida idea cuántos decibeles son muchos o pocos. Pero sé que 80 es más que 60, sé que más ruido es peor que menos ruido, y si además, encuentro contra qué compararlo ya puedo evaluar. En este caso, podría evaluar contra un parámetro del máximo tolerable por el oído humano o contra otra medición de otro lugar o del mismo lugar en otro momento.


Seamos más gráficos: alguien me dice que el ruido que se escucha en la esquina de Av. Córdoba y Além es de 30 Decibeles. En principio no sé si eso es mucho o poco. Sé que prefiero menos a más. Si averiguo que el máximo tolerable por el oído humano es de 20 decibeles por ejemplo, ahí podré decir que 30 es mucho y si alguien me dice que en esa misma esquina en el año 2005, las mediciones daban 60 Db, eso significa que en 6 años, el ruido bajó a la mitad.


Como ven, no es complicado. Con esas reglas se pueden evaluar casi todas las cosas: Saber qué número es mayor al otro. Saber si para cada variable más en mejor o peor. Y después tener un parámetro contra qué comparar .


Quienes se ocupan de diseñar e implementar políticas públicas, en muy rara vez explicitan los objetivos que se esconden detrás de ellas. Por consiguiente, al acercarse una elección, uno como votante evalúa sensaciones, discursos, carisma, simpatía, pero nunca puede evaluar si la política específica que se diseñó, pudo o no cumplir con los objetivos establecidos.


Porque acá hay dos cosas, no alcanza con que se cumpla con lo que se prometió, cosa bastante complicada en estos días, además hay que ver si lo que se prometió sirve o no, para mejorar la variable que se quería mejorar.


Vamos con otro ejemplo futbolístico: hace unos años, el Presidente de Boca, se propuso tener un equipo íntegramente compuesto por jugadores surgidos de las divisiones inferiores. Esa es la política. Se puede cumplir o no. Pasado el tiempo, uno lee la formación y si los 11 jugadores son surgidos de las divisiones inferiores uno puede decir que la política se cumplió. Ahora, a no confundir politica con objetivos: leo la formación y veo que los 11 titulares son surgidos de las divisiones inferiores, pero la formación la leo en la Revista Ascenso, y el partido es el de un clásico del Nacional B contra Rosario Central o Chacarita, evidentemente esa política tal como fue planteada no cumplió con el objetivo que se había trazado. (Pero qué lindo sería ver a Boca en la "B", no?)


Como pueden darse cuenta, no estoy hablando de ingeniería cuántica, estoy hablando de que alguien se plantee un objetivo explícito, y que al final de un determinado tiempo, uno pueda evaluar si se cumplió o no.


María Julia Alsogaray, prometió cuando asumió como Ministra de Medio Ambiente, que en 1000 días, iba a poder nadar en un Riachuelo transparente. Me parece que viendo como venía la limpieza, prefirió ir presa, antes que morirse intoxicada en esas "aguas". En ese caso, fue my fácil evaluar.


Macri en su campaña electoral, prometió 10 Km de extensión de la red de subterráneos por año. Al terminar cada año, uno calcula cuánto ha sido la extensión real y puede evaluar si se cumplió o no con lo prometido. Después, están las razones, pero cuando hay objetivos cuantificables es mucho más fácil evaluar.


A pocos meses de las elecciones tanto porteñas como nacionales, no sería más interesante en vez de escuchar discusiones del tipo: la Policía Metropolitana sirve o no sirve, si las bicisendas me molestan o si me marean los cambios de mano y los carriles exclusivos para transporte público sólo entorpecen, que nos digan: el índice de delitos, en los barrios en los que la Polícía Metropolitana está presente, bajó de 4 cada mil habitantes a 2 cada 1000 habitantes. El tiempo promedio de viaje en transporte público bajó de 40 minutos a 25, en tal trayecto determinado. Y a pesar de que el parque automotor creció un 40% en los últimos años, la cantidad de autos que ingresan a la capital se mantuvo constante.


Pero como siempre, yo pido demasiado!

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