No todos sabrán, pero LA noticia del día, fue la mudanza de la "Zona Roja" porteña del perímetro del Lago del Rosedal, al perímetro del Lago de Regatas en Palermo.
Más allá de que el tema resulte gracioso y ligado a algo trivial y anecdótico, no todos lo toman así.
En Amsterdam, desde el año 1200 que existe una Zona Roja y lejos de ser gracioso, es una fuente inagotable de divisas, ya que millones de personas de todas partes del mundo la visitan a diario no solo para recibir servicios sexuales, sino como atractivo turístico.
¿Pero por qué somos tan reacios y reactivos a plantear una Zona Roja en nuestra ciudad?
Cómo podrán imaginar, el tema no es la Zona Roja en sí, sino la ubicación de la misma. En algún momento habrá sido también la existencia, pero hoy, gracias a la apertura mental de los habitantes de nuestra ciudad (apertura para querer una zona roja lo más lejos posible de sus hogares y sus hijos) ya nadie discute la existencia. Sólo la ubicación.
En la capital de Holanda, y luego de más de una decena larga de generaciones, el que vive dentro del Barrio Rojo es porque quiere, y nadie plantearía que le pusieron un prostíbulo gigante a la vuelta de su casa, dado que está instalado hace más de 800 años.
En nuestro caso es distinto, bastante distinto.
Sí, ya sé. Hay otras diferencias antes? Ustedes dicen, algún que otro detalle que hace diferente la Zona Roja de Amsterdam con la de Palermo además de que acá hay que insertarla en una ciudad que ya está poblada y organizada? No son muchas, pero a continuación pasaré a describirlas.
La más "palpable" es que en la Zona Roja de Amsterdam, las prostitutas carecen de pene. Acá todas tienen.
Por otro lado, allí las prostitutas se exhiben en vidrieras dentro de construcciones arquitectónicamente valiosísimos. Acá se ponen abajo de un Paraíso, o con suerte, al costado de un Jacarandá.
Y la más sorprendente es que en Amsterdam, las prostitutas pagan impuestos (como todas las personas que ganan plata en ese país) Acá ni siquiera tributan los legisladores que impulsaron el proyecto de creación de la Zona Roja.
¿Cómo es el tema de la seguridad? Allí si pasa algo, las prostitutas tienen una alarma, y enseguida aparece la policía. Acá, las que miden 1: 80 e hicieron las inferiores en Defensores de Cambaceres se arreglan solitas, el resto tiene la posiblidad de defenderse a carterazos, y si saben correr con los taco aguja, pueden desaparecer y esconderse en la maleza del bosque.
También, costruyeron unos reductores de velocidad, para que los clientes transiten más despacio y no atropellen en medio de la oscuridad a las trabajadoras del sexo(1).
El tema de la higiene es interesante: allí cada local tiene su baño con agua corriente, tanto para hacer las necesidades físicas, como para higienizar a la trabajadora y al cliente. Acá, como todos tienen pito (clientes y trabajadoras) pueden ir a hacer pichín en algún arbolito. Para los más tímidos, instalarán 5 baños químicos.
Los residuos, en Amsterdan se arrojan en la cesta al lado del catre donde se tuvo la relación sexual. Acá, cada 50 metros instalarán cestos de residuos especiales, aunque sabiendo de antemano el resultado que traerá esto, se contrató un servicio extra para que a eso de las 5:30 de la mañana la empresa encargada, levante los profilácticos usados, y los envases que hayan quedado en el suelo del parque.
En el tema salud, empezamos con las similitudes. Debido a que es contrario a las libertades individuales, el estado holandés no puede obligar a nadie a realizarse estudios periódicos de salud. No obstante ello, y dado que las trabajadoras son profesionales y que ninguna quiere enfermarse, no sólo se realizan los estudios periódicos sino que obligan a sus clientes a la utilización de preservativos.
Al igual que en Holanda, acá tampoco hay controles obligatorios de salud. Pero como no tienen cobertura de obra social ni prepaga, sólo concurren a un hospital público cuando ya no pueden mantenerse en pie. Además si a la tarifa se le agregan unos 10 pesos de propina, se puede conseguir que la trabajadora no te obligue a usar condón.
En el tema precios, estamos todavía bastante competitivos. Allí en Amsterdam, el mínimo para un servicio sexual es de 40 euros. Acá con 20 pé te podés volver a tu casa con una sonrisa de oreja a oreja.
El tema del lugar es también muy diferente. Mientras en la capital europea, uno puede estar tranquilo y cómodo detrás de una cortinita dentro de un local cerrado con llave y en un catre sencillo, acá la comodidad del servicio depende del modelo de vehículo que posea el cliente, y al lugar donde se estaciona el mismo, ya que puede haber "mirones" que asomen su cabeza por la ventana masturbándose mientras te ven recibiendo sexo oral, por parte de la trabajadora.
Pero la diferencia más importante de todas, la encontré a la hora de realizar este informe. Dado que la Zona Roja es una atractivo turístico importantísimo de Holanda, la información de ahí pude sacarla de
http://www.amsterdam.info/es/barrio-rojo/
En cambio, para poder realizar la comparación con nuestra zona roja, y al carecer de información ordenada y confiable, fue basado en mi experiencia personal. (2)
Saludos y si necesitan un guía...
Aclaraciones
(1) En todos los casos en que se hable de trabajadora o prostituta en Buenos Aires, debe leerse entrecomillado.
(2) Si decía que me lo contó un amigo, no me iban a creer y no tengo ganas de discutir!