Ese 30 de Junio, llegué al médico, y luego de 45 minutos me atendieron. NO me llegué a sentar, que ya mi resonancia estaba desplegada a contra luz y el médico señalando una parte de la misma, me dice que tengo el ligamento roto. Podía haber señalado lo mismo y decir que lo tenía sano, y no me iba a dar cuenta. ¿Sabrán los médicos que uno no estudió para leer resonancias? Me hizo la prueba clínica y me dice... sentís como se te va la tibia? Yo dije que sí, pero la verdad ni lo noté. Me felicitó por el estado que tenía la rodilla (repito, gracias al trabajo conjunto realizado con la Kinesióloga Ávalos). Y me dio un teléfono para llamar a la anestesista que organiza la agenda para los quirófanos. Ella me dio turno para quirófano para este viernes 18 (la intervención será en el Sanaorio Otamendi a eso de las 4 de la tarde y tendré que pernoctar una noche). Me dio la orden para hacerme un electro. Estoy perfecto del corazón (físicamente hablando, obvio que de lo otro no sale nada), análisis de sangre, cuyos resultados me entregan hoy. Y también tengo que darme la antitetánica.
En Omint me trataron muy bien. Enseguida autorizaron la cirugía, y a los 4 días aprobaron la utilización de unos tornillos alemanes que se disuelven en le cuerpo una vez que cumplen con su función de fijar el ligamento. Mi amigo LF, que se operó de lo mismo, me prestó las muletas y la férula para inmovilizar la pierna, y acá estoy. En la recta final.
Odio hacer trámites. Pero en este caso, no fue tan grave. La burocracia y las trabas no estuvieron tan presentes esta vez, y eso que hay mucha plata en juego!!!
No todo está perdido...
1 comentario:
Muy bueno Hernán.
Se viene el libro...?
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