6 hs de ayuno antes de la operaciòn fue la última indicaciòn que recibì. El jueves comí a las 11 de la noche, y el viernes 7 y media de la mañana me comí 3 galletitas de salvado. Tenía que estar a las 10:00 am en lo de mi viejo, ya que allí iba a dejar el auto y él me iba a acompañar al sanatorio. 9 y media, de camino, pasé por el trabajo donde mis compañeros estaban reunidos alrededor de un gran paquete de facturas. Fue mi primer "paso" del día. Un pequeño vacío comencé a sentir en el estómago. Pasé por lo de mi padre, subimos a su auto, y en el tiempo que nos permitió el colapsado tránsito de nuestra bendita ciudad. arribamos al Otamendi. HIce los trámites de admisión en el sanatorio. Firmé un voucher de tarjeta de crédito por $500 (no sabía que todavía existían los cupones manuales, esos que se pasan con un aparatito que va y viene) para cubrir los posibles extras, que finalmente no hubieron. Mientras esperabamos que armaran la habitación, mis progenitores se tomaron un café cada uno, al que yo obviermante tuve que pasar. Nos acomodamos en una habitación bastante lujosa. Un hallcito con lindos silloncitos, una habitación con una cama grande, y un sofá cama al costado con 3 réplicas de Monet en las paredes. Entró una enfermera, me tomó la presión, y el pulso, y me entregó un camisolín y un frasco con Pervinox jabonoso. Me dijo que me bañara con eso media hora antes de que me vinieran a buscar y me pusiera el camisolín. 12:45 me bañé y cuando me puse el camisoín, advertí que no había diferencias entre estar desnudo y tener esa prenda puesta. Me metí en la cama ya que no daba estar con todo al aire por la habitación.
A esa altura el volumen del televisor, había sido elevado varias veces, ya que mi ruidoso estómago entorpecía la normal audición de los programas que estábamos viendo. Ya a las 14:30 mi padre, que no estaba obligado a hacer ayuno, se retiró de la habitación para comer algo que le había traído su señora esposa. En ese momento, el sonido Dolby stéreo del estómago de mi padre y del mío, que se mezclaban con los relatos de los diferentes periodistas deportivos, dejaron lugar a un sonido Mono, pero estruendoso, que mi vacía pancita se encargaba de expresar. Por lo menos mi padre recuperó el color de la piel, y el mal humor que empezaba a ganar esa habitación, amainó un poco. 16:30 el anastecista me acercó una documentación para firmar, en la que me avisaba que era poco probable, pero había chances de que yo me muera en la operación, y que en ningún caso el equipo médico era responsable si algo no salía bien.
Debajo de ello, un párrafo en el que un médico con el que nunca había hablado, declaraba que me había explicado todo el procedimiento, que me había contestado todas mis preguntas y que si en el medio de la operación se le ocurría hacer algo extra, estaban en todo su derecho de hacerlo. Finalmente, a las 18:00 hs., luego de 19 hs de ayuno, dos semifinales de 2 torneos de tenis diferentes, una jornada entera del Abierto Británico de Golf, y de haber recibido la visita de mi hermana y de Eloy, para ver cómo había salido la operación, y de un concierto de Kiss y los Rolling Stones juntos, ejecutado brillantemente por mi aparato digestivo, me llevaron al quirófano. Y les aseguro, que todavía faltaba mucho!!!
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